Por John Loupos
Como se
puede inferir de la cita a continuación, en general no hay consenso sobre los
relativos beneficios
de
practicar solo o en grupo. Cuando se practica tai chi chuan individualmente,
uno es el único objetivo
de la
experiencia, al no tener necesidad de considerar nada más que uno mismo (...).
Pero, si es
solamente
uno y el tai chi chuan, las potenciales y no anticipadas influencias externas
son prácticamente
nulas.
“Normalmente,
la práctica de tai chi chuan es una cuestión personal, inserta en el paso
frenético de la
vida
cotidiana. Y aunque el tai chi chuan es un viaje individual, la compañía en el
camino es deseada.”
Por Jay
Dunbar.
Uno está
solo con uno mismo. Es una mañana bella (…) Parado, en una preparación calma,
antes de
embarcarse
en una de las incontables repeticiones de la Forma, uno siente como se va
enraizando hacia
la
tierra. El cuerpo automáticamente realiza varios ajustes, la respiración se
hace lenta y tranquila (…)
Con los
primeros movimientos, se sienten unos pequeños calambres que indican la liberación
de las
últimas
tensiones. La mente y el espíritu siguen a la energía interna (qi) que comienza
a circular por los
distintos
canales energéticos del cuerpo. En todo el universo, solo está uno con su
propia unidad y el
eterno
momento en el que uno se encuentra.
La
práctica individual ofrece la oportunidad de moverse al propio paso prestando
atención a las
necesidades
propias. Si hay necesidad de dedicarse a un movimiento en particular, esa es la
prioridad.
Por otro
lado, la práctica en grupo ofrece la posibilidad de interactuar con otras
energías, sean
armónicas
o generen distracción (…) Cada vez que dos o más personas practican juntas, la
energía
cambia.
Como miembro de un grupo, es posible sentir cierta anticipación, una
sensibilidad relacionada
con los
parámetros del propio espacio físico en proximidad con los demás (…)
Independientemente del
contexto,
la práctica en grupo permite aprender como unir y mezclar la energía propia con
la de
otros que
están sobre el mismo camino. (…)
Sincronizar
los tiempos en el grupo implica la habilidad de coordinar los movimientos
propios con los de
aquellos
que están alrededor. Obviamente, esta habilidad no se consigue practicando
individualmente.
Pero
cuando se practica con otros, cada uno tiene la misma responsabilidad que los
demás en tratar de
mantener
la sincronicidad en los movimientos del grupo completo. (…)
Esta
sincronicidad puede parecer una meta meramente estética para aquellos
observadores casuales,
pero
adquiere relevancia en un contexto mas profundo en el que uno se relaciona
directamente con
otros, a
través de la palabra, las prácticas de “empuje de manos” (tou shous), combate o
defensa
personal,
etc. (…) Aún en las situaciones mas benignas, mantenerse en sincronicidad con
otros y ser
consciente
del lenguaje corporal puede influenciar sobre el resultado de las situaciones.
La
sensitividad hacia otros que se adquiere con el tai chi chuan, muchas veces
inconscientemente,
es
consecuencia de la actividad en grupo y puede ayudar a evitar malos entendidos
y a responder
mas
efectivamente en la resolución de algún conflicto antes de que se encuentre
fuera de control.
Desde el
punto de vista marcial, la cuestión de sincronizar los movimientos con los de
otra persona es de
elevada
relevancia (…) Es muy importante conocer donde se encuentra el oponente en todo
momento, y
uno debe
tener la capacidad de sentir instantáneamente si el oponente acorta distancias.
Este sistema
de
“conocimiento” surge de observar al oponente y también de sentir su proximidad.
Practicar
en grupo y desarrollar la atención sobre el espacio y lugar que los otros
ocupan en todo
momento,
aún en la ausencia de contacto visual con cada uno, requiere desarrollar la
atención
periférica
(…) Por supuesto, poder detectar dónde está el oponente no sirve de mucho si
uno no sabe
responder
marcialmente como corresponde. Este es un nivel de preparación que requiere
mucha
práctica.
En el
trabajo en grupo también es importante realizar variaciones en la velocidad.
Aprender a mantener
la
postura corporal moviéndose a distintas velocidades es esencial desde la
perspectiva marcial, ya que
en una
situación real, no es posible controlar la velocidad que utiliza otra persona
contra uno. Al
contrario,
uno debería poder acompasarse al oponente. Hacer variaciones en la velocidad de
práctica
del grupo
permite aprender a adaptarse a distintas situaciones rápidamente.
Otra
enseñanza que surge de la práctica grupal es sentir y mantener la distancia con
otros. Aunque
muchas
veces uno no es consciente de poseer esta habilidad, cuando se práctica con
otros, por ejemplo
en una
clase demasiado concurrida, naturalmente cada practicante toma conciencia del
espacio que
necesita
y que lo rodea para desarrollar la Forma. Automáticamente se ajusta el largo
del paso, permitiendo manejar mejor las distancias a recorrer sin chocarse con
otros. Llevado a otro nivel, esta habilidad permite controlar y mantener una
distancia segura de otra persona ante algún problema real. (…)
En
conclusión, cuando se práctica y entrena en tai chi chuan uno crece y se
desarrolla como persona.
Este
crecimiento personal muchas veces es lento, pero cada práctica deja una marca
en algún sentido.
Practicar
en grupo permite que cada una de las personas aprenda de los demás y comparta
su propio
crecimiento.
Ya que no existen mapas en este camino, un grupo brinda también apoyo y
sensación de
compañía
en momentos de incertidumbre, ya que “la compañía en el camino es deseada” como
dice Jay
Dunbar.
Artículo original:
YMAA News – Marzo 2005
Taiji Solo Form – The benefits
of group versus individual – by John Loupos, B.S.
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