Por Lam Kam Chuen.
Cuando
los grandes calígrafos chinos escribían aun los más intricados caracteres,
mojaban el pincel en la
tinta y
realizaban todo el trazo en un único y continuo movimiento para completar el
símbolo.
Cuando
los grandes maestros practican tai chi chuan, ejecutan un solo movimiento.
Comienzan en perfecta quietud, se mueven una vez y vuelven a la quietud
inicial. Eso es lo que hay que aprender como estudiante de tai chi chuan. Cada
uno de los movimientos aprendidos debe convertirse en una parte de un largo,
único y fluido movimiento.
Este
único movimiento no será simplemente una composición de brazos y luego piernas.
El cuerpo debe
aprender
a moverse como un todo. A medida que se progresa en la práctica el cuerpo y la
mente se moverán en conjunto.
Habiendo
aprendido los movimientos singulares de una Forma, el siguiente paso es
conectarlos uno tras otro. En el desarrollo de la práctica será necesario
prestar atención a las distintas partes del cuerpo que
estén en
movimiento, desde los ojos hasta los pies. Habrá que aprender a realizar esto
de una manera
relajada
y armonizando la respiración con los movimientos. Esto es esencial para
completar la conexión a
través
del cuerpo.
Aunque
siempre es importante contar con el consejo de un profesor, algunas cosas se
pueden aprender a
través de
la práctica personal. Tomar consciencia de lo que se está practicando en cada
momento. No caer en la tentación de apurarse: si se intenta aprender mucho en
poco tiempo será como inundar un campo recién sembrado. Simplemente hay que
tratar de entender un punto por vez, con gran dedicación en ese punto para
luego usarlo para iluminar lo que ya ha sido aprendido hasta ese momento.
Extraído del libro
“Step by step Tai Chi” del maestro Lam Kam Chuen
ISBN
0671892479 - Ed. Fireside
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